La ciencia avanza en la investigación de este cultivo, explorando aplicaciones médicas, algunas de las cuales ya se encuentran avanzadas. El gobierno argentino reglamentó la Ley que promueve y controla el uso científico e industrial. Qué tipo de estudios están en marcha
La epilepsia refractaria es uno de los usos medicinales actuales del CBD
La ciencia está logrando romper la barrera de los prejuicios en torno del cannabis, ya que viene trabajando desde hace tiempo en obtener mayor evidencia y fortalecer la investigación sobre potenciales y ya probadas aplicaciones medicinales para ayudar a más pacientes en un futuro cercano. De hecho, ya se utiliza en distintas partes del mundo para una serie de afecciones y los estudios que están en marcha cada vez descubren más propiedades que pueden ser útiles para numerosas enfermedades. Desde el ya vigente uso para dar una mejor calidad de vida a los pacientes con epilepsia refractaria, hasta reducir el dolor en pacientes con males de gravedad y aplicaciones cosméticas y dermatológicas, a investigaciones que podrían beneficiar a pacientes con cáncer o VIH, que están en marcha.
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El gobierno argentino reglamentó en las últimas horas la Ley 27.669, sancionada en mayo de 2022, para la producción industrial de cannabis por lo que el Estado ya puede otorgar licencias para la puesta en marcha ese nuevo sector económico. La norma tiene por objeto establecer la cadena de producción y comercialización local o con fines de exportación de la planta, sus semillas y sus productos derivados afectados al uso medicinal, incluyendo la investigación científica, y al uso industrial.
La Ventanilla Única de la Agencia Regulatoria del Cannabis (ARICCAME), que está en funcionamiento, será la encargada de ser la autoridad de aplicación de la ley y definirá las especificaciones y regulación de lo que se considera “producto derivado” del cannabis: medicinal humano, veterinario, nutricional, cosmético, industrial, de sanidad y fertilidad vegetal, pero la propia reglamentación deja abierta la puerta para nuevas funcionalidades, “que surjan a partir de la investigación científica y el desarrollo tecnológico e industrial”. De esta forma, la reglamentación de la ley da luz verde a numerosos proyectos de investigación y producción que ya venían siendo autorizados, pero que ahora quedan formalmente encuadrados en la norma.
La ONU reclacificó el cannabis en 2020 facilitando la Investigación Médica
Según informa la FDA en su web, “el cannabis es una planta de la familia Cannabaceae y contiene más de ochenta compuestos químicos biológicamente activos. Los compuestos más conocidos son delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) y cannabidiol (CBD). El THC es el componente que produce el “alto” asociado con el consumo de marihuana. Se ha visto mucho interés en torno al CBD y su potencial relacionado con los beneficios para la salud”, agrega el organismo estadounidense. Y luego aclara que “la marihuana es diferente del CBD. El CBD es un compuesto único en la planta de cannabis, y la marihuana es un tipo de planta de cannabis o material vegetal que contiene muchos compuestos naturales, incluidos el CBD y el THC”.
El THC es la molécula psicoactiva principal de la planta Cannabis sativa. Debido a este componente, la ley de drogas argentina prohíbe la tenencia y el cultivo de marihuana y sus semillas para uso adulto, con excepción de aquellas personas y ONGs que estén registradas en el registro de usuarios medicinales a cargo del Ministerio de Salud (Reprocann) creado en 2021.
En 2020, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció las propiedades medicinales del cannabis, retirándolo de la Lista IV de la Convención sobre drogas de 1961, una clasificación reservada para las sustancias más peligrosas y con poco valor médico. La votación en Viena recibió una mayoría simple de 27 votos, con apoyo de casi todos los Estados de la Unión Europea y muchos en América, mientras que países de Asia y África se opusieron. Este cambio facilitó la investigación con cannabis en el tratamiento de diversas enfermedades, incluyendo párkinson, esclerosis, epilepsia, dolor crónico y cáncer, y se produjo casi dos años después de un dictamen de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomendó tal medida.
Cuáles son los usos actuales y en investigación del cannabis
Hay estudios en marcha en torno de su posible utilidad contra el cáncer
—Epilepsia refractaria
El control de la epilepsia es posible en el 70% de los casos mediante medicación, sin que ello conlleve grandes limitaciones en la vida cotidiana de los pacientes y el crecimiento de los niños. Con el tiempo, las convulsiones pueden incluso disminuir, permitiendo la eliminación de los medicamentos. Por otro lado, en el 30% restante de los casos, se pueden probar diferentes fármacos sin lograr controlar los síntomas. Estos casos se asocian a la llamada epilepsia refractaria, que son los más complejos de manejar.
El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por su sigla en inglés), uno de los 27 institutos y centros que forman parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, informa que también en ese país la FDA aprobó un medicamento líquido a base de CBD para el tratamiento de dos formas de epilepsia infantil grave, el síndrome de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut. Y aclara que su componente es el CBD en forma de aceite que “no producen euforia ni alteran la mente”.
—Uso dermatológico y cosmético
Sus aplicaciones son diversas, desde el aceite rico en Omega 3 materiales textiles
El sistema endocannabinoide es un mecanismo recientemente descubierto que se encuentra en todo el cuerpo y está compuesto por receptores que son estimulados por cannabinoides endógenos. Este sistema regula muchas funciones en el cuerpo, incluyendo la piel. Cuando el cuerpo recibe cannabinoides externos, como los fitocanabinoides presentes en la planta de cannabis sativa, esto puede favorecer o estimular las acciones de este sistema. El cannabidiol es un componente 100% natural con un gran potencial que aún no ha sido explotado al máximo. El año pasado se supo del primer dermocosmético aprobado por Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) que contiene CBD con la función principal de ser un antiinflamatorio que puede ser utilizado en pieles sensibles, que se enrojecen fácilmente, donde se siente ardor o sensación tirante. Sin embargo, siempre se debe consultar adecuadamente con un dermatólogo antes de usarlo.
El CBD es calmante y ayuda a neutralizar irritaciones, prurito y ardor, y contribuye en la recuperación frente a agresiones cutáneas como quemaduras solares. También puede ayudar a contrarrestar el acné gracias a sus propiedades antiinflamatorias, que colaboran en el alivio de las pústulas y en la reducción del enrojecimiento. Además, el CBD tiene propiedades antioxidantes que pueden atenuar las arrugas y las líneas de expresión, dar más luminosidad y contrarrestar la tendencia a un cutis rojizo. Finalmente, el CBD puede ayudar en cuadros de distintas afecciones dermatológicas, como eczemas, psoriasis, rosácea, dermatitis seborreica y atópica.
—Estudios sobre sus posibles propiedades contra el cáncer
En septiembre pasado, en la ciudad de Rosario, se realizó la primera Reunión de Consenso Multisectorial para abordar la temática del uso del cannabis medicinal en pacientes con cáncer con el objetivo de intercambiar experiencias y saberes entre distintos sectores provinciales, nacionales y sociales en materia de investigación clínica sobre el uso de cannabis medicinal en esos pacientes, con especial hincapié en su utilización en cuidados paliativos.
La FDA aprobó un medicamento líquido a base de CBD para el tratamiento de dos formas de epilepsia infantil grave, el síndrome de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut (Andina)
El julio pasado se informó que el Programa de Investigación y Desarrollo en Cannabis dependiente del gobierno nacional aprobó 10 nuevos proyectos de investigación científica, uno de los cuales es “Cannabis medicinal y cáncer: estudios pre-clínicos para la determinación de propiedades anti-tumorales utilizando modelos experimentales alternativos” de la Universidad Nacional del Litoral.
Según el Instituto Nacional del Cáncer (NIH, por sus siglas en inglés) el cannabis y sus componentes están siendo investigados como tratamiento para personas con síntomas relacionados con el cáncer, causados por la enfermedad misma o su tratamiento. Los componentes químicos del cannabis, llamados canabinoides, activan determinados receptores en todo el cuerpo que producen efectos farmacológicos; en particular, en el sistema nervioso central y el sistema inmunitario. Los canabinoides de venta comercial en Estados Unidos, como el dronabinol y la nabilona, son fármacos aprobados para el tratamiento de los efectos secundarios relacionados con el cáncer. Los expertos de ese organismo dijeron que es posible que los canabinoides produzcan beneficios para el tratamiento de los efectos secundarios relacionados con el cáncer.
El NIDA indicó que “estudios realizados recientemente con animales han demostrado que los extractos de marihuana pueden ayudar a destruir ciertas células cancerosas y reducir el tamaño de otras. Los resultados de un estudio de cultivos celulares de roedores sugieren que los extractos purificados de la planta entera de marihuana pueden retardar el crecimiento de las células cancerosas de uno de los tipos de tumores cerebrales más graves”.
Esa investigación, agregó, “demostró que el tratamiento con extractos purificados de THC y CBD, cuando se usan conjuntamente con radioterapia, aumenta la efectividad de la radiación en la destrucción del cáncer.
El sistema endocannabinoide es un mecanismo recientemente descubierto que se encuentra en todo el cuerpo y está compuesto por receptores que son estimulados por cannabinoides endógenos
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