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La chispa de un tractor habría originado el incendio en los Esteros del Iberá

"Fue la chispa del motor de un tractor, que trabajaba en un campo forestal llamado el Triangulito Uno, la que originó los primeros incendios en los Esteros del Iberá", según señalaron funcionarios del Plan de Manejo del Fuego. Esa zona protegida de 12.000 kilómetros cuadrados está comprometida por las llamas.

Hay una parte de los esteros, que tienen jurisdicción provincial, que están destinados a producción forestal. "En la mayoría de ese territorio se produce resina además de madera, algo que tiene un alto poder combustible", explicó el director nacional de Manejo del Fuego de la cartera de Ambiente, Alberto Seufferheld. A partir de que el fuego comenzó en esa área se extendió de manera muy rápida hacia el parque, donde la fauna del lugar corre hoy serio riesgo. Hay zonas donde se encontraron varias especies muertas, como yacarés y ciervos.

La Nación sobrevoló en un helicóptero de la Fuerza Aérea los Esteros del Iberá, donde los focos de incendio no se pueden controlar. Las llamas avanzan en las áreas secas. La sequía hizo estragos en los esteros. Los bañados y lagunas que conformaban ese ecosistema hoy no existen más.

Hay áreas que parecen un desierto, como si esta zona del litoral se hubiese transformado en una estepa. En un lugar que se llama San Alonso, que está en medio de los esteros, los brigadistas trazaron una pista de aterrizaje para abastecer a los aviones hidrantes. Seufferheld explicó que los efectivos del Ejército fabricaron pontones que sirven para recargar a las cinco aeronaves, porque el problema es que no hay agua en un lugar que siempre está inundado.

Lo que eran grandes extensiones de lagunas y bañados ahora están secas, y el color verde rabioso de esa superficie se transformó en un ocre apagado. Desde el aire se ven a los ciervos que tratan de escapar del calor y las llamas en uno de los pocos ojos de agua que quedan en el sur. La laguna es un charco de barro, pero sirve para que los animales, como las garzas, puedan alimentarse de lo que queda.

La recuperación será lenta y está llena de interrogantes. Serán necesarios al menos 5 años para que se recuperen los pastizales, y el triple de tiempo (entre 15 y 20 años) para la restauración de los bosques que ardieron. Siempre y cuando el proceso de destrucción se detenga y la naturaleza pueda hacer su parte.

"Iberá es único porque los pastizales subtropicales han prácticamente desaparecido de la Argentina, el sur de Brasil y Uruguay. Alberga especies típicas de pastizal, muchas de ellas son aves y están en serio peligro de extinción, igual que el ambiente donde habitan", dijo Sebastián Di Martino, biólogo y director de conservación de Rewilding Argentina.

Fuente: La Nación

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